Perseo era hijo de una mujer
mortal, Dánae, y del gran dios Zeus, el rey de cielo. El padre de Dánae, el
rey Acrisio, había sabido por un oráculo que algún día su nieto lo mataría
y, aterrorizado, apresó a su hija y expulsó a todos sus pretendientes. Pero
Zeus era un dios y quería a su hija Dánae. Entró en la prisión disfrazado de
aguacero de lluvia de oro, y el resultado de su unión fue Perseo. Al
descubrir Acrisio que, a pesar de sus precauciones, tenía un nieto, metió a
Dánae y a su hijo en un arcón de madera y lo arrojó al mar, esperando que se
ahogaran.
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